No me mires, no me toques, no me insultes. Decía, entre dientes el niño calmo.
No me retes, no me pegues, no me busques. Gritaba por las noches escapando.
No me beses, no me acaricies, no me quieras. Se despojaba del dolor la mujer pedida
No estés, no te metas, sos culpable. Rugía la fiera salvaje mientras azotaba a su victima.
No me encuentres, no, no...
Maximiliano Galderisi
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